Adonde vamos no lo sé y tampoco me interesa saberlo de antemano. Esa felicidad dejemosla para aquellos espíritus afectos al planeamiento y la disciplina. No creo que uno haya venido a hacer una visita guiada por este planeta. Por lo pronto una de las dos preguntas existenciales se me responde hoy aquí en plena era digital, en el pixel x pixel de una foto cepia.
De Italia, Calabria, Cocenza, es la sangre que se extendió hasta el fin del mundo para dar a luz, en el año 1926 y en una incipiente Bahia Blanca, a la mismisima Nélida Parrota.
Sin dudas, nuestro espejo más claro es el pasado.
Un beso grande para la Nona!
José