Hombre de filosofía idealista. No encontró nunca el funcionamiento colectivo de su combinado. Presionado por la barra brava, cedió su vara prontamente en la tercer fecha y puso en la cancha al goleador histórico del club, quien tomó control del vestuario y relegó el protagonismo de la teoría por la inefable praxis de los goles de rebote en el area chica.
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