Adonde vamos no lo sé y tampoco me interesa saberlo de antemano. Esa felicidad dejemosla para aquellos espíritus afectos al planeamiento y la disciplina. No creo que uno haya venido a hacer una visita guiada por este planeta. Por lo pronto una de las dos preguntas existenciales se me responde hoy aquí en plena era digital, en el pixel x pixel de una foto cepia.
De Italia, Calabria, Cocenza, es la sangre que se extendió hasta el fin del mundo para dar a luz, en el año 1926 y en una incipiente Bahia Blanca, a la mismisima Nélida Parrota.
Sin dudas, nuestro espejo más claro es el pasado.
Un beso grande para la Nona!
José
1 comentario:
Qué lindo eso. Me gustó la foto y lo de una Bahía Blanca recién armándose. Cuando todavía no habían prendido los matafuegos (leelo poeticamente).
"¿qué llama inofensiva quedó titilando para querer matarla con gas lacrimógeno?"
Un abrazo grande!
Maxi.
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